La sensación, cuando cae la correspondencia en el suelo, de que entre las cartas puede haber un mensaje de amor, de amistad, una condecoración, un cheque. De que sentado a la mesa para desayunar debo salvarme
J. Cheever, Diarios
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1 comentario:
«sobre la mesa en la ducha él era el agua y me frotaba belladona
dame en el centro de lo que siempre habla el espejo la sombra
del deseo era lacan en mi escritorio
ah para su estudio oh para su análisis acaba era ver
mi cuerpo demasiado tarde dónde estuviste le decía
ay corazón si supieras ser látigo y dormir», susana villalba
se puede. siempre se puede.
lo demás qué importa.
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